jueves, 5 de enero de 2012

Emociones I : Miedo


Existen muchas clases de miedo, el miedo a la oscuridad, el miedo a quedarse solo, el miedo al rechazo, el miedo a lanzarse al vacío, a lo desconocido, el miedo escénico, el miedo a tener miedo, el miedo psicológico, el miedo a la muerte...
Cuando sentimos miedo, nuestro cuerpo se paraliza, el tiempo se detiene, los latidos del corazón se empiezan a hacer cada vez más rápidos, tienes ganas de huir, de salir corriendo, pero por razones que escapan a tu comprensión, eres incapaz de hacerlo. 
Hay veces en las que, simplemente, no puedes escapar, bien sea porque de lo que tienes miedo es de una situación, o porque has tomado la decisión de hacerle frente. Sea como sea, la verdad es que en tu cabeza solo está presente una cosa, nuestro temor.
Quizá uno de los miedos más comunes, y el causante del resto de los miedos, sea el miedo a la soledad, el miedo a vernos solos en una situación que no depende de nosotros mismos. Las personas necesitamos de los demás para sentirnos vivas, y, si en la mayoría de los casos contáramos con esa persona especial, ya sea familia, amor, o simplemente amigos, el miedo dejaría de ser un impedimento y se convertiría en algo favorable, algo que nos impulsase a luchar, a proteger a esa persona.
También existe el miedo a la muerte, el miedo o la angustia que nos produce saber que no somos nada más que tiempo, y que el tiempo va pasando, y nosotros con él, solo que llegará un dia en el que el tiempo pasará sin nosotros, o con nosotros de otra manera, eso ya es según lo que cada uno crea, por eso, por este miedo, es por lo que debemos aprovechar el tiempo, nuestras vidas. La vida, al menos la nuestra, solo va a pasar una vez, no te permitas el lujo de esperar por lo que quieres, actúa, sin miedo, porque llegará un día, en el que te preguntarás, ¿por qué no lo hice?
Esto último puede llevar también al miedo al fracaso, porque suena muy bonito decir, si yo lo intento, pero ¿y si sale mal?, y si todas mis emociones, sueños y sentimientos, se rompen, se quiebran de repente, eso me causaría dolor ¿no?. Pues bien, es mejor el dolor que te pueda causar eso, que el que te pueda causar el saber que, de haberlo intentado, las cosas serían de otra manera, o no, pero por intentarlo no pierdes nada, y si lo pierdes, por lo menos tendrás la conciencia tranquila.
Todos tenemos algo o alguien por lo que hacer frente a esos miedos, por los que dominar a nuestro propio cuerpo y, de algún modo decirle, no estás solo, y no puedes permitir que los demás se queden sin ti, porque de lo contrario, perderían una parte de su vida.
Las personas vivimos con constantes miedos, pero no debemos dejar que el miedo domine nuestra vida. Es inevitable sentir miedo en alguna ocasión, y lejos de sentirnos cobardes, deberíamos sentirnos valientes.
Hacerle frente al miedo, es algo complicado, pero no imposible, por eso, me gustaría proponerme que nunca más huiré de los problemas, sino que les haré frente.